miércoles, 30 de mayo de 2007

Continúa la campaña de envío de alimentos a Mozambique

Buenos Aires, 23 May. 07 (AICA)

Continúa la campaña de recaudación de fondos para enviar un segundo cargamento de “Super Sopa” a Mozambique. El primer contenedor que llegó en marzo de este año permitió alimentar durante tres meses a unos 1800 chicos de 14 escuelas de la zona y con el segundo se espera poder llegar al final del año lectivo. El presbítero Ignacio Copello se refirió a esta y otras iniciativas de la Misión Argentina en Mozambique.

Proveniente del clero secular de la arquidiócesis de Buenos Aires, fue a Mozambique en 1990, luego de cinco años de ordenado, para trabajar en el programa “Iglesias Hermanas” que intenta responder al pedido de la Iglesia de América Latina de salir a llevar el Evangelio a otras partes más allá del continente.

Ejerce su misión en la diócesis de Xai Xai, capital de la provincia de Gaza que se encuentra a 200 kilómetros de la capital del país, Maputo, sobre la costa del Océano Índico. Es el único sacerdote que, junto con cuatro laicos y la gente local, conforman un “equipo misionero” en la zona del interior provincia, en un área de aproximadamente 40 mil kilómetros cuadrados y con una población mayoritariamente rural que afronta desde hace años una sequía crónica.

Luego de la guerra civil que finalizó en 1992, el país empezó un proceso de recuperación y reconstrucción. La Iglesia acompaña esa historia y eso significó que se abrieran nuevos campos de evangelización que estaban cerrados por el peligro de la guerrilla porque se trata de una zona a la que nunca había llegado la Iglesia y no había comunidades cristianas.

El sacerdote explicó a AICA que con el gobierno marxista la Iglesia era perseguida, pero hacia fines de la década del ‘80 y principios de la del ’90 las relaciones mejoraron. Antes de que finalice la guerra civil la Iglesia colaboró para los acuerdos de paz que finalmente se firmaron en Roma y, en la actualidad, el gobierno socialista tiene una postura moderada, no hay persecuciones religiosas y en este caso particular, dispuso la eximición de los impuestos aduaneros. Asimismo se brindan colaboración mutua, especialmente en salud y educación, ámbitos en los que incluso el gobierno ha llegado a solicitar la colaboración de la Iglesia.

Mientras surgían las primeras comunidades, señaló, “fuimos conociendo y acompañando la realidad de aquella gente que después de la guerra se fue reinstalando, con una vida muy precaria, con muchas dificultades, una zona donde la comunicación es inexistente porque los caminos son muy malos, no hay teléfono, ni luz ni agua, las condiciones son bastante precarias y las necesidades básicas no están cubiertas”.

En relación con la campaña de envío de alimentos, más precisamente la de la “supersopa”, expresó que la iniciativa de apoyar con alimentos surgió en Buenos Aires cuando supieron de la sequía y de las dificultades en la producción. El primer contenedor que llegó a Mozambique en marzo de este año contenía tres mil latas de cuatro kilos cada una que se distribuyeron entre unos 1800 chicos de 14 escuelas de la zona, quienes reciben una sopa diaria durante tres meses. Con la nueva campaña se espera poder enviar otro contenedor para llegar al final del año lectivo.

Desde 1992 hay un equipo que trabaja desde Buenos Aires. De allí surgieron otras iniciativas como la de apoyo a los huérfanos, que es la que más está perdurando: “huérfanos no faltan, lamentablemente, el primer tiempo fue por la guerra y ahora es por enfermedades, sobre todo el sida que está matando mucha gente”, indicó. Desde la Argentina se trabaja con un sistema de padrinos que consiste en un aporte mensual en dinero para que un chico en Mozambique -que vive con familias sustitutas- pueda estudiar y alimentarse. “Los acompañamos dándoles este apoyo y también exigiendo a la familia que los tiene que los traten bien, mínimamente que se registren, que tengan sus documentos legales, que estudien en la escuela, que estén bien cuidados y que nos los maltraten porque siempre los chicos huérfanos que entran en una familia son los que quedan marginados, los usan para otros trabajos, los dejan como pastores todo el día. De esta manera estamos consiguiendo que puedan avanzar, inclusive hay chicos que hace más de 13 años que están en este proyecto, ya crecieron y están estudiando, otros se casaron, tienen su familia y colaboran en el desarrollo de su país”.

Cuando reciben donaciones pueden comprar alimentos para los bebés mal nutridos o con bajo peso, sobre todo aquellos cuyas madres fallecieron o no tienen leche suficiente. Había además un centro para desnutridos que organizaron en una parroquia pero no está funcionando por falta de apoyo suficiente. También existe un asilo de ancianos que últimamente no tiene apoyo sistemático pero intentan reorganizarlo porque hay muchos ancianos abandonados.

Por otro lado se encuentra en etapa de organización un proyecto que contempla la integración de profesionales voluntarios en las áreas de salud, educación y proyectos de desarrollo, sobre todo de agricultura que, junto con la ganadería, es la base de la vida. Con ello no solo se espera poder ayudar en emergencias o brindar una asistencia humanitaria, sino contribuir a un desarrollo sustentable de la población.

En cuanto a cómo se articula la misión de anunciar el Evangelio y la colaboración material, para que no sea solamente llevar la Palabra o realizar un trabajo social, el padre Copello reconoció que “puede haber algunas dificultades para lograr el equilibrio”, pero que al plantearse este problema, lo primero que hicieron fue “anunciar la Palabra y tratar de que la gente se adhiera a Jesús por Jesús mismo y no tanto porque espera recibir algo. Porque allá es muy común que lleguen los blancos, extranjeros, como símbolo de dinero y ayuda”.

Aclaró que cuando se consolidaron las comunidades y surgieron los distintos proyectos “tratamos de que se organicen desde ellos mismos. Son pequeñas cosas. No son grandes obras sino que desde las necesidades que ellos mismos captan y nosotros les vamos ayudando a ver (porque desde el Evangelio empiezan a ver que son hijos de Dios, hay otro horizonte, otra dignidad), empiezan a surgir estas pequeñas ayudas solidarias que nosotros acompañamos. Ayudamos a conseguir los fondos que puedan ser necesarios, pero el esfuerzo surge desde ellos. La idea sería no tanto trabajar ‘por’ sino trabajar ‘con’ ellos. Que todos estos proyectos de promoción humana y desarrollo surjan de la propia iniciativa de ellos y nosotros estimulemos y acompañemos”.

“El trabajo principal que hacemos es de evangelización, de anuncio. Estamos tratando de consolidar una Iglesia que no existía y también uno ve cómo desde el Evangelio se transforma toda la realidad social”, subrayó.

Cómo colaborar

Quienes deseen colaborar con la campaña de envío de un nuevo cargamento de “Supero Sopa” (producto de alto valor nutritivo que elabora la Universidad Nacional de Quilmes), pueden realizar su aporte en la cuenta del Banco Francés C.C. N° 999-44353/0.

Para mayor información sobre la Misión Argentina en Mozambique y otras formas de colaboración: Pablo Hernández: (011) 155-990-3801; ayudamozambique@hotmail.com; (011) 5273-9122; www.misionmozambique.blogspot.com.+